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El legado de Christie

Duele recordar aquellos instantes. vids sesgadas, arrebatadas en un abrir y cerrar de ojos. Dos semanas, catroce días en los que la mitad de los estadounidenses pereció expuesta a la pandemia. La otra mitad, por motivos que aun desconozco, logró sobrevivir, pero de una manera completamente diferente a la que podían llegar a imaginar. Comenzaron a vagar sin rumbo en una ciudad que había dejado de existir, se abandonaron a la desidia y a la única necesidad que sus cuerpos requerían: la busqueda de alimento. 

 

El virus había devastdo mivida. ME había convertido en el único superviviente de un Manhattan desolado, libre para hacer cuanto deseara. Libre y preparado para exterminarlos a todos. 

 

Me llamo Owen Duran y no tengo nada que perder.

 

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